¿Conoces la relevancia de ser un residente fiscal en España? Este estatus tiene un impacto directo en los impuestos que debes abonar en el país, siendo uno de los aspectos legales más influyentes en tu vida en España. La residencia fiscal determina cuáles impuestos debes pagar y en qué medida.

Aquí te explicaremos todo lo que necesitas saber para determinar si eres un residente fiscal en España o no, así como las implicaciones fiscales para cada escenario.

¿Qué es la residencia fiscal?

Para empezar, es importante definir el concepto de residencia fiscal, que está relacionado con la residencia en España en términos de extranjería o permisos de residencia, pero que tiene un alcance distinto.

La residencia fiscal es la condición que una persona extranjera adquiere a ojos de la Agencia Tributaria cuando vive una cantidad significativa de tiempo en España durante el año y/o tiene intereses económicos en el país. Esta situación conlleva la obligación de pagar ciertos impuestos y tributar a tasas específicas.

Ser catalogado como residente fiscal en España tiene importantes implicaciones fiscales, ya que, en muchos casos, implica pagar menos impuestos y a tasas más bajas que si no fueras considerado residente. Por lo tanto, para muchos extranjeros que se establecen en España, puede ser una opción atractiva.

¿Cuándo se considera que una persona es residente fiscal en España?

De acuerdo con el artículo 9 de la Ley 35/2006, la Agencia Tributaria considera que una persona es residente fiscal si cumple cualquiera de las tres condiciones siguientes:

  1. Residir en España durante más de 183 días durante el año.
  2. Tener el núcleo de sus intereses económicos de manera directa o indirecta en España.
  3. Si su cónyuge o hijos residen habitualmente en España.

Más info: BOE-A-2006-20764 Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio.

Residir más de 183 días en España durante el año

Esta es la regla más comúnmente aplicada y la más relevante. Si al finalizar el año (teniendo en cuenta el año natural, desde enero hasta diciembre) sumas todos los días que has pasado en España y el total supera los 183 días, se te considera residente a efectos fiscales. Esta suma no se limita a días consecutivos y se cuentan todos los días en los que has estado en el país, sin importar las ausencias temporales.

Tener el núcleo de tus intereses en España

Este punto es crucial, ya que puede suceder que pases menos de 183 días en España durante el año pero sigas siendo considerado residente fiscal. Por ejemplo, si eres empleado de una empresa española con sede y actividades en España, y aunque viajes frecuentemente fuera del país por motivos laborales, si pasas más de 183 días en España, sigues siendo residente fiscal debido a tus intereses económicos en territorio español.

Residencia habitual de cónyuge e hijos en España

Si tu cónyuge y/o hijos que dependen de ti residen habitualmente en España, se te considera residente fiscal. Esto sucede incluso si tú pasas menos tiempo en el país. Por ejemplo, si un matrimonio húngaro decide mudarse a España y el cónyuge y el hijo dependiente se trasladan al país, el padre, aunque trabaje en su país de origen y visite ocasionalmente a su familia en España, será considerado residente fiscal en España debido a que su esposa e hijo dependiente residen en el país. Aunque se pueden presentar pruebas en contra de esta situación, demostrar lo contrario puede ser complicado.

Sin embargo, existe una excepción que facilita la demostración de que no eres residente fiscal en España, y la explicaremos a continuación: el certificado de residencia fiscal.

Obtención de un certificado de residencia fiscal de tu país de origen

Existe una prueba que te permite justificar ante la Agencia Tributaria que no eres considerado residente fiscal y, por lo tanto, evitas el pago de varios impuestos en España. Se trata de un certificado emitido por tu país de origen o el país donde tengas tu principal interés económico, que demuestra que eres residente allí y, por ende, no debes tributar como residente en España.

Si obtienes este certificado de residencia fiscal en tu país, la Agencia Tributaria no te considerará residente fiscal en España, incluso si pasas más de 183 días en el país. Sin embargo, este certificado opera de acuerdo con los convenios de doble imposición entre España y el país en cuestión, por lo que su interpretación puede variar según el país. Además, este certificado tiene una validez de un año, lo que significa que es válido solo para el año en que se emite, y debes renovarlo anualmente si deseas seguir aprovechando esta excepción.

Implicaciones fiscales según la residencia fiscal

Ahora que comprendes cuándo se considera que eres un residente fiscal en España y cuándo no, veamos las implicaciones fiscales de cada situación. Principalmente, estas implicaciones se refieren a los impuestos que deberás pagar en el país y las tasas exactas que se aplican.

Impuestos para personas no residentes

Las personas extranjeras y las personas no consideradas residentes en España generalmente deben pagar dos impuestos principales:

  1. Impuesto sobre la renta de no residentes.
  2. Impuesto sobre el patrimonio.

Impuesto sobre la renta de no residentes

Este impuesto debe ser pagado por personas no residentes que obtienen ingresos en territorio español, a pesar de no residir en España. Gracias a los convenios de doble imposición, generalmente, los no residentes en España solo deben pagar este impuesto sobre la renta en relación a propiedades inmobiliarias, excluyendo acciones, depósitos bancarios, etc.

Si tienes una propiedad en España que está alquilada, debes declarar los ingresos por alquiler y pagar un 19% sobre ellos si eres de un país miembro de la UE, o un 24% si no lo eres. Si la propiedad no está alquilada y la utilizas cuando visitas España, solo tienes que presentar una declaración anual y pagar una imputación de rentas.

En ambos casos, la declaración de impuestos se realiza a través del modelo 210, que se presenta del 1 al 20 de abril, julio, octubre y enero. Puedes hacerlo por ti mismo o con la ayuda de un asesor.

Impuesto sobre el patrimonio

Los no residentes también deben pagar el impuesto sobre el patrimonio por las propiedades que posean en España, siempre que el valor de compra supere los 700,000€. Solo se grava el valor que excede ese límite, con una tasa progresiva que oscila entre el 0.2% y el 2.5%, según el valor específico de las propiedades. Si tienes una hipoteca en la propiedad, puedes deducir el saldo pendiente del valor total al calcular este impuesto. Se paga anualmente mediante el modelo 714.

Impuestos para residentes fiscales en España

Los residentes fiscales en España enfrentan una carga tributaria más significativa en comparación con los no residentes. Deben pagar impuesto sobre la renta en España por todos los ingresos y ganancias generados a nivel mundial. La tasa exacta varía según cada caso particular y no se pueden hacer generalizaciones, pero se trata de un impuesto progresivo que oscila entre el 17% y el 47%.

Sin embargo, existe una excepción que muchos extranjeros pueden aprovechar: la llamada “Ley Beckham“. Si no has residido en España durante los últimos 10 años, puedes optar por pagar un porcentaje fijo del 24% sobre tus ingresos.

El impuesto sobre el patrimonio aún se aplica a los residentes, aunque el límite para comenzar a pagarlo disminuye a 500,000€ en Cataluña.

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